CORTIJOS DE
VILLARRODRIGO
Algo común a muchos pueblos de la Sierra de Segura
fue la drástica disminución del número de habitantes; la emigración a los
centros industriales y turísticos (Madrid, Barcelona, Valencia, Islas Baleares)
se inicia a medidos del siglo pasado y dura muchos años; Villarrodrigo tenía más
de 2000 habitantes y hoy, 450. No es mi intención hablar en términos generales
del fenómeno de la emigración, tantas veces descrito, sino algo más concreto:
fijándome solo en Villarrodrigo ver qué ha pasado con los cortijos de su
término.
Conviene
que precise más el alcance de estas notas; no aporto un trabajo sociológico o
geográfico fruto de investigación científica; se trata, simplemente, de
comparar lo que conocí con lo que conozco. A reavivar mis recuerdos me han
ayudado mi hermano Pablo, Juan Nievas, “Juanillo”, que fue mulero de varios “amos”,
Juan Meca, funcionario del Ayuntamiento y del Juzgado, y Juez de Paz, y Rocío
Marín, nacida en Onsares, que me ha facilitado información actual sobre ese
hermoso sitio.
En el
mapa escala 1:50.000 del Instituto Geográfico y Catastral sitúo 28 cortijos y,
brevemente, me refiero a ellos; dedico mayor atención a “Onsares”, “La
Mangada”, “La Solana” y “La Venta de Alonso” por considerarlos ejemplos
significativos de lo ocurrido. No incluyo algunos ya desaparecidos o en ruinas
en los tiempo de que hablo, como el de “La hermana Constantina”, próximo a “Los
Rojetes”; ni otros pequeños, ya
entonces deshabitados, como el “Cortijillo de Casto”, en las faldas de la
Atalaya, o “el de Molina”, próximo a la carretera Córdoba-Valencia.
Por no
repetir en la reseña de cada cortijo lo que son notas comunes indicaré que
todos estaban habitados, bien por sus dueños, que también lo eran de tierras cercanas
o en las que estaban enclavados, bien por muleros, pastores, arrendatarios o
aparceros; excepción a esta regla general fueron los próximos al pueblo, como
“El Santo”, “Los Llavajos”, “Los Pizorros” y “Cortijo Polo”. Hoy solo en “El
Losal” vive alguien permanentemente, el trabajador que cuida el riego de los
olivos; los que no se han hundido se utilizan, y más bien poco, en tareas
agrícolas o ganaderas.
En
cuanto al nombre, algunos se conocen con más de uno; así “El Burrucal”, también
llamado de “Emilio Marín”, que es su dueño actual o “El Quinto”, mote de quien
lo vivió durante mucho tiempo. Otros se denominan en los mapas con nombres
distintos de los actuales; así, “El Losal” figura como “Cortijo de Don
Ignacio”, que fue su dueño hace muchos años; “Los Rojetes” como “Loma del Gato”
y “El Cortijo de los Ojeda” se llama “Cortijo Izquierdo”.
Como
he dicho, doy mayor información sobre algunos cortijos:
1. Onsares, situado al sur del
término en la parte que limita con el de Siles; sus gentes vivían, y viven, de
lo que dan las olivas y pequeños huertos, abundantes en agua, que proporcionan
habichuelas, patatas, tomates, pimientos, pepinos, berenjenas, cebollas,
calabazas y otras hortalizas destinadas al consumo doméstico; en ellos crecen nogueras,
cerezos, ciruelos, perales, manzanos, melocotoneros.
Abarca
numerosos cortijos, agrupados en núcleos con nombre propio. El mayor, “Cortijos
de Abajo”, de unas sesenta casas; los otros son “El Molino”, con cinco; “Las
Corralicas”, nueve, “El Puntal”, siete; “La Cueva”, seis y “Cortijo de Miguel”,
siete. Se mantienen de pié las casas, algunas mejoradas, y subsisten la
escuela, la fábrica de aceite y la capilla. Allí viven habitualmente, según el
padrón de 2013, ochenta y ocho “onsareños”; hace sesenta años vivían,
aproximadamente, 350.
2. “La
Mangada” tenía cuatro partes, a mi abuelo pertenecían dos, heredadas a su
muerte, año 1950, por mi padre y mis tíos, cada una con su casa, “Cortijo de
Arriba” y “Cortijo de Abajo”. En el de arriba vivía el medianero, y durante las
vacaciones de verano, mis padres y sus hijos -fuimos diez hermanos- y alguno de
mis tíos maternos. En el de abajo, permanentemente, el medianero y el pastor; a
veces, también gañanes o muleros.
Separadas por una amplia explanada, a modo de calle,
del “Cortijo de Abajo” había otras dos viviendas, con sus cuadras, corrales y
dependencias. En una vivían Juana, viuda, y sus hijos; en otra Antonio Pozo, su
segunda mujer y algunos de los hijos que tuvo con la primera. Por las fechas de
que hablo compró las tierras y cortijo Nicolás Carrillo, que lo habitó con su
mujer e hijos.
La
situación actual de “La Mangada” es la siguiente.
“Cortijo de Arriba”, que
llamábamos “De Tía Isabel”, se mantiene, remozado; su dueño actual, mi hermano
Ángel, pasa en él cada año unos días.
“Cortijo de Abajo” se hundió,
pero mis primos han levantado nueva casa donde estuvo la vieja. Van de vez en
cuando por allí pero ni en vacaciones la habitan.
La casa que fue de Juana se
conserva; alguna vez pasan en ella cortas vacaciones los nietos o biznietos de
la antigua dueña.
La de Nicolás también se mantiene.
3. “Venta
de Alonso”. En aquellos tiempos había perdido casi completamente la función que
le dio título, pero seguían habitándola Pedro, su mujer, Genoveva, y el único
hijo, Pedrete, muchos años mi compañero de caza y entrañable amigo. Quedó
abandonada cuando la familia se trasladó al pueblo y hoy no quedan ni los
cimiento; literalmente, han desaparecido tanto la casa principal como dos más
pequeñas, contiguas, pertenecientes a “Burguetas” y Pepe “El Herrero”.
4. “La
Solana”. Tenía diez viviendas, varias separadas del núcleo principal. Tuvo
escuela, no queda nada en pie; algunos de sus vecinos – de apellidos Grimaldos,
Morcillo, Niño- se trasladaron a Villarrodrigo, donde viven alguno de sus
descendientes.
SITUACIÓN DE LOS CORTIJOS
1“Bayonas”.
Se mantiene, en mal estado, una de las partes en que se dividió.
2“El
Tobar”. Se mantiene una de las dos partes en que se dividió.
3“Onsares”.
Me refiero separadamente a él.
4“Juan
Merino”. Ruinas.
5“La
Solana”. Me refiero separadamente a él.
6“El
Mellizo” o “Melguizo”. Tuvo ocho o diez viviendas y molino de aceite. Ruinas.
7“El
Santo”. Se mantiene.
8“Los Pizorros” o “Cortijo de Vicente”. Se
mantiene, deteriorado.
9“Pozo
Nevazo”. Se mantiene.
10 “Los
Llavajos”. Ruinas.
11
“Cortijo Polo”. En ruinas las cuatro partes que lo componían.
12 “El
Burrucal”. Se mantiene
13“El
Losal”. Habitado todo el año.
14
“Barranco de los Fresnos”. Ruinas.
15 “Los
Rojetes”. Tuvo seis viviendas, todas en ruinas.
16 “La
Mangada”. Me refiero a él separadamente.
17 “Cortijo
del Médico” o de “Justino Herreros”. Ruinas.
18
“Cortijo de Galera y José Domingo”, apellido y nombre de los maridos de las
dueñas. Se conserva.
19 “Cortijo
de los Ojeda”. Ruinas.
20
“Matamoros”. Se conserva.
21 “La
Venta Alonso”. Me refiero separadamente a él.
22 “La
Caleruera”. Se conserva.
23 “El
Carrascal”. Se conserva.
24 “Las
Lomas”. Se conserva.
25
“Fuente del Campo de Arriba”. Se conserva.
26
“Fuente del Campo de Abajo”. Se conserva.
27 “El
Moralico de Abajo”. Tuvo varias viviendas, alguna se conserva
28 “El Moralico de Arriba”. Tuvo varias viviendas, alguna se conserva.
28 “El Moralico de Arriba”. Tuvo varias viviendas, alguna se conserva.
1 comentario:
Buenos días. Mi padre nació y se crió en el cortijo de Los Rojetes.
Muy interesante esta recopilación de los cortijos de Villarrodrigo.
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