Capitulo 4 de Cultura Popular


Capítulo 4:

El factor humano

Nos acordamos en este punto de la clásica expresión de Marc Bloch: El objeto de la ciencia histórica son los hombres. Pero no es este un trabajo que verse sobre la historia aunque detrás de los rasgos sensibles del paisaje, de las herramientas o de las máquinas! detrás del trabajo se descubre siempre a los hombres. Por esto no es vano preguntarse si la historia es una ciencia o un arte. Gran dilema. Los hechos humanos son esencialmente fenómenos muy delicados, irrepetibles y por ello escapan a la medida matemática.

En las sierras, el aislamiento de las pequeñas aldeas traía consigo un régimen de endogamia que se traducía en que muchos de los habitantes de la montaña guardaran algún parentesco. Como consecuencia el tratamiento que se prodigaba era el de "hermano" o "tío". Este último apelativo viene a ser un reconocimiento o consagración, debido a la edad alcanzada. Los motes son muy abundantes, los cuales en muchas ocasiones son heredados de los antepasados. Es un territorio de lo más desconocido de España. O tal vez sí porque sus habitantes se han desperdigado por aquí y allá. No está de más recordar estos datos de la evolución de la población serrana:

Número de habitantes en 1940 1960 1981 1998

Hornos de Segura 2636 2101 898 761

Orcera 4109 3526 782 2300

La Puerta de Segura 4971 4327 3255 2745

Villarrodrigo 110 1933 1014 617

Puente de Génave 3525 3193 2072 2048

Beas de Segura 15232 15292 9174 7871

Pontones 3653 3149

6033 5021

Santiago de la Espada 9234 8944

Benatae 1940 1495 792 503

Segura de la Sierra 4509 4708 2716 2186

Siles 5201 5149 2992 2777

Génave 2141 1664 895 720

Torres de Albanchez 2626 2340 1276 1055

Totales 57778 57821 33899 28604

Cerca de nuestro observatorio serrano, la cortijada de La Conquista, están las ruinas de una aldea: El Cerro. En ella, no hace más de veinticinco años vivían (cuenta la hermana Juliana):

Eulalio y Silvina, que tuvieron cinco hijos; Juan José y Ramona, con sus seis retoños; Conrado y Aurora, sin hijos así como Cándido y Basilia. Juan José el albañil y su mujer Ángela criaron cuatro zagales; Segundo y Victoria, tres; Celestino y Eulogia, tuvieron cinco y Saturnino y Sofía, padres de la hermana Emilia de Hoya Lazor, que lucharon para mantener a seis. Hoy no quedan más que las ruinas en un paraje sublime, verde todo el año y rodeado de una inmenso bosque de pino laricio. Nadie comprende, ante tal visión, que allí vivieron hasta 45 personas.


4.1. EL HABLA SERRANA

Pensamos que lo humano está representado y determinado por el lenguaje. A veces llegamos a pensar que sólo existe lo que podemos expresar con palabras.

Y que el habla es la única forma que la persona tiene de comprender su mundo, su espacio.

Hemos encontrado autores que llegan a afirmar que el habla serrana procede del murciano y, por lo tanto, es una fusión del árabe con el castellano-aragonés, a partes iguales, dando lugar a una «aljamía», conservándose hasta hoy. Lo que a todas luces es una exageración pues dan impropiamente a la palabra aljamía el sentido de lengua híbrida de carácter hispano-morisco, insinuando que estas hablas eran más que un dialecto del español (aclaremos que «aljamía» es el castellano escrito en caracteres arábigos). El romanticismo no dejaba de ser una "enfermedad". Autores más contemporáneos critican con contundencia estas opiniones porque, sin duda, no se debe sobrevalorar la importancia de la lengua árabe en la formación de estos lenguajes regionales.

En el lado diametralmente opuesto están quienes minimizan la importancia de los préstamos del árabe, considerando incluso escasos e insignificantes los arabismos existentes en la toponimia de la región.

En posición intermedia parece estar Idáñez de Aguilar cuando comenta en su «Vocabulario...» que el dominio linguístico de estos territorios se caracteriza por, en primer lugar, "la permanencia de la frontera con el reino granadino a lo largo de todo el flanco meridional, que perdura estabilizada en estas montañas desde el siglo XIII hasta la conquista definitiva de Granada"; y, en segundo término, "la ausencia de superposiciones culturales debidas a procesos inmigratorios sobre el terreno", ya que se puede afirmar que "desde el siglo XVI ( Ordenanza de la Villa del Común de Segura y su Tierra, de 27 de julio 1580, aprobada por Felipe II) el grado de estratificación cultural ha permanecido invariable"

Señalemos para estas hablas lo que tan acertadamente escribe Zamora Vicente respecto del andaluz: abundan en el léxico andaluz los arabismos, pero sin que se pueda asegurar una preponderancia. Así que estas formas dialectales no son, ni mucho menos, una «aljamía hispano-árabe» pero sí que el árabe ha tenido más importancia que en otras, sobre todo si pensamos que lo más interesante es precisamente ese conjunto de voces arábigas (sustantivos casi en su totalidad) que «matizan» ciertas áreas de su vocabulario.

Los arabismos han sufrido en el castellano una profunda evolución, como norma general, dado que las palabras arábigas entraron en nuestra lengua durante la Edad Media, y por tanto participaron de los profundos cambios fonéticos que sacudieron a un idioma español aún no definitivamente consolidado ni estabilizado.

Una de las características de estos dialectos, de indudables orígenes murcianos y aragoneses, es la gran cantidad de «metátesis» que suele presentar su vocabulario. La metátesis es el cambio de lugar de uno o más fonemas (sean vocales o consonantes) dentro de la misma palabra: v.g. estauta (por estatua), estógamo (por estómago), trempano (por temprano), acieca (por acequia), desaugue (por desague), etc. Ajorrar no es metátesis de «arrojar»: procede de la palabra árabe yarra (yurru), «arrastrar»; ajorrar significa, en efecto, arrastrar algo pesado, en especial troncos o rocas. Conserva algunas consonantes ya transformadas en el castellano: cocote por cogote; acachar por agachar; el diptongo ei por ai: paine por peine. Los falsos hiatos también abundan: maestro, pesaumbres, Los morfemas diminutivos son -ujo / -ucha / -ajo

Una expresión muy generalizada en la Sierra y que denota la influencia murciana es la que pronuncian para demostrar admiración, sorpresa, impresión. Dicen: ¡Santa Cruz de Caravaca!. Pueblo murciano atractivo y famoso por su sorprendente cruz de doble brazo. También se oye, con el mismo sentido, la expresión ¡Virgen de Cortes!, ermita y patrona de Alcaraz.

El serrano que es ingenioso hablando, emplea unos modismos llenos de gracia y de expresividad que forma parte de la indudable atracción ante la que tienden a rendirse los extraños.

Al foráneo le llama sobremanera la atención que a la entrepierna de los pantalones se le llame hondillos, y que se diga echa gusto por tener sabor, que un setazo sea un dolor grande o un pinchazo, parata por pared, malmeter por estropearse, un frieque es una paliza, cae una mollinica es una lluvia mansa y fina.

En la Sierra hacer una hoguera es prender una sagata, la esencia de las cosas, por ejemplo, de un pino, es el melis; a las tiras de cáscara de pepino fritas se les llama lagartillos; que las mata callando, va de magú; si algo se ha estropeado o podrido, se dice que tiene sapos; al sapo se le llama escuerzo; la olla de pantalones es un cocimiento con las vainas enteras de las habichuelas; si alguien está azarado, avergonzado, en la sierra es azurullao; que algo no está bien cocido o hecho, por ejemplo, una patata poco cocida, se comenta que esa patata está rodriga; los hundimientos del terreno por los que se filtra el agua de lluvia (torcas) se llaman sorbiores; los trapos viejos que se usan en los cortijos se llaman mengajos.

En la Sierra no ganar nada en un juego, en un asunto o en un negocio, es no comerse un torrao, y tener pesadumbre es tener pesaumbre (pronunciado sin hiato). En la Sierra si alguien te pide una lata, le llevarás una vara de madera para colgar la matanza. Si el padre regaña al hijo o similar, se dice que le rencilla; comer a tajo parejo -expresión con resonancias laborales- es comer mucho y sin pausa, pero -eso sí- ordenadamente, comenzando por una orilla del plato o de la cazuela y avanzando en línea.

Una interjección serrana es ¡pijo!. Muy usada para expresar sorpresa, susto, sensaciones en general. Para dar rotundidad a las afirmaciones, o indiferencia. Se convierte en ¿qué pijo quieres?, ¡vaya un pijo!, ¡me importa un pijo!, ¡pero pijo!...

Si estás despeinado, espelujao; si lo has hecho entero, terminado, se dice enteretico; esparcir es esturrear; marchito, chuchurrío; naide es nadie y hacer una chalaúra es hacer una tontería; aguachao por aguado, chiquitajo por pequeño.

Otras palabras llamativas son:

ámago, provecho alimales (animales) armorecío (enmohecía) bimble, bimblazo (mimbre, mimbrazo) chevicar, chivicar, hacer pequeños trabajos chúlla (loncha) comonidades (comodidades) curpante (culpable) desaugue (desague) dimpués (después) dintinto (instinto) ehgajá (desgajada, rajada) ehpihcah (trocear) embolicar (dar forma de bola a la comida) emparejador (aparejador) endoméstica (indomable) enredón (edredón) fúrgale (húrgale) guíscanos (níscalos) jabalises loculista (oculista) malacones (malecones) malmeter (estropearse) mengajo (trapo) muesa (animal con orejas muy pequeñas) de magú (clandestino) novalera (mujer atrevida) pasionaria (procesionaria) périto ro (arroyo) roezno (pino pinastre) rondío (hundido) traíban (traían) vide (vi) vida (vio)

La búsqueda de guíscanos revoluciona la sierra.


4.2. REFRANES Y DICHOS.

Dentro de los estudios folklóricos, el refrán ocupa un lugar importantísimo, no sólo por su aspecto tradicional, sino por su riqueza estética, formal y conceptual. «Dime, ¿dónde los hallas, ignorante? o ¿cómo los aplicas mentecato, que para decir yo uno y aplicarle bien, sudo y trabajo como si cavase?". Son palabras de D. Quijote, dirigiéndose a Sancho Panza, que como buen representante de nuestro pueblo, no cesa de decir refranes continuamente. Espontaneidad, trabajada naturalidad, ingenio, sabiduría y gracia, son ingredientes del refranero, que hacen necesario su conocimiento y utilización como medio de comunicación de la experiencia comunitaria.

Cuanto ni más

Estás más retrasao que el rabo una vaca.

Luego, luego (dicho dos veces seguidas).

Os vais por lo sin coger pero está en lo cogía.

En qué se parece una mujer embarazá a un pan quemao: en que los dos se han descuidado.

El miedo es libre.

El que en el monte esconde, pa otro esconde

Recoge más que la noche.

¿Qué chiste tiene un pan de cuatro libras?: No tiene ningún chiste pero si mucha miga.

Échale uñas: cógelo.

No coges por lo sembrado, coges por lo abonado.

Dí más vueltas que la rueda de los mecheros.

La semana santa la inventaron los pescaeros.

Con el tiempo y una caña hasta las verdes caen.

A mi abuela se lo cosieron con un "bimble". quedaría feo pero firme.

Llegó el tiempo del pobre vamos a coger lirios, harinosas y jijones, espárragos y cardillos.

Los curas quieren hacerte ver y creer lo que ellos no creen ni ven.

No había un sacramento; no se veía un sacramento.


4.3. EL CICLO FESTIVO

Las Ánimas benditas

En la vertiente de la cultura popular de las creencias y ritos, el concepto de las ánimas surge frecuentemente en el área. No era raro el pensamiento de que los familiares difuntos, en ciertas circunstancias, se aparecían. Ni tampoco lo eran las historias contadas por viejas, en las frías noches de invierno, sobre ánimas en pena. Las cuadrillas y hermandades de ánimas se constituían para cumplir sus fines, entre otros, ofrecer cultos y sufragios por las almas de los difuntos. Absorbieron a grupos de músicos con contenido profano y popular previo, con el objeto de que ayudaran a recabar fondos y, al mismo tiempo, atraer a las gentes a la iglesia. Así nacieron las cuadrillas de ánimas. Estos grupos están formados por músicos que, con instrumentación peculiar del área, piden por las ánimas, a través de las coplas animeras. Allí donde no existía hermandad eran contratadas por el párroco. También solían tocar, en fiestas, música popular de la zona. Asimismo, nos encontramos con otras figuras, que, bien asociadas con las cuadrillas o de forma independiente, cumplen la misma función petitoría. Principalmente era en fechas navideñas cuando dichos grupos tenían más actividad. Los grupos de músicos iban de cortijo en cortijo en reuniones festivas en las que se realizaban bailes por pujas. Se finalizaba al grito de ¡vivan las ánimas!, y a continuación se recogían los regalos y limosnas. Tanto despliegue en ritos y creencias sobre este concepto parece probar cierta pervivencia de un ancestral culto a los muertos en el contexto de los pueblos ibéricos.

Eran una hermandad para recoger toda clase de productos: patatas, aceite, habichuelas, nueces, trigo, etc. con el fin de sacar dinero para obras benéficas y para la Iglesia. Las personas de la hermandad pasaban por las aldeas y cortijos de la sierra e iban diciendo coplas como la siguiente:

A las ánimas benditas

no se les cierra las puertas

se les dice que perdonen

y ellas se van tan contentas.


Navidad

El ciclo festivo del solsticio de invierno está perfectamente enmarcado por dos fiestas de gran arraigo popular: Santa Lucía (13 de diciembre) y San Antón (17 de enero). Sólo se cantan aguilandos entre estas dos fechas, si se cantaran fuera de su tiempo traería desgracias para la familia. Se reunía una cuadrilla con guitarra, laúd, platillos, zambombas y panderetas. Estaban varios días de cortijo en cortijo, haciendo noche en alguno de ellos. De aquí la razón de que el "aguilando" sea de «cosas fuertes». En la cuadrilla no podía faltar el mochilero que solía ser el más atrevido y dicharachero del grupo.

En el monte y alrededor de las hogueras, la víspera de Santa Lucía se oirán los primeros aguilandos del año. Y "hasta San Antón, pascuas son" dice el refrán. Durante el ciclo, cuadrillas de aguilanderos que muchas veces coincidían con las de animeros (cofradías de ánimas) recorrerán las calles pidiendo el aguilando de casa en casa, de aldea en aldea, de cortijo en cortijo. "¿Se canta o se reza?", preguntan en la puerta de la casa, por si había luto. Obtenido el permiso se entonaban las canciones, que seguían un cierto orden, y eran de un signo u otro según fueran de generosos los visitados. No solían cantarse muchos villancicos con contenido religioso. Hemos recogido un repertorio que exponemos en otro lugar.

A los amos de esta casa

Dios les de mucha salud

y trigo para su año

eso no lo sabes tú.


Aguilandos.

Por ser la primer vez

que a esta puerta llego y canto

Gloria al Padre, Gloria al Hijo

y Gloria al Espíritu Santo

Entra, entra mochilero

que ya la veo venir

con el candil en la mano

y la torta en el mandil.

El aguilando pedimos

no lo pedimos por falta,

lo pedimos porque estamos

en los días de la Pascua.

La Pascua se va y se viene

ella se viene y se va

y nosotros nos iremos

y no volveremos más.

Esta noche es nochebuena

y no es noche de dormir

que está la virgen de parto

y a las doce ha de parir

Ha de parir un cordero

blanco y negro y encarnao

que lo quiere san josé

para guardar el ganao.

Entra, entra mochilero

con la mochila en las manos

hinca la rodilla en tierra

y que te den el aguilando.

Ahí se queda el mochilero

si lo queréis "espachar"

que nosotros ya nos vamos

casa el vecino a cantar.

Si nos das el aguilando

no lo dejéis pa después

porque estamos en la calle

y nos escuecen los pies.

Si nos das el aguilando

no nos lo des de bellotas

dánoslo de pan de aceite

que están las alforjas rotas.

Si nos dais algunos higos

no quitarle los pezones

que llevamos un mochilero

que se los come a serones.

Levántate ya Juliana

del polvo de la ceniza

con la navaja en las manos

tírale a la longaniza.

La casa de la Conrada

tampoco la dejaremos

porque debe de cumplir

con jamones y brazuelos.

El tocino lo tomamos

y también la longaniza

mal dolor te de en los guevos

que te se caiga la pija.

El aguilando pijote

y los guevos de una beata

el chucho hermana Malena

se lo han comío las ratas.

Ahí se queda el mochilero

si lo queréis espachar

que nosotros ya nos vamos

a casa el vecino a cantar.

Esta casa guele a gloria

algún ángel vive aquí

si no nos das el aguilando

no nos iremos de aquí.

El canto de despedida será muy otro si el aguinaldo ha sido malo:

A los amos de esta casa

Dios les de salud y pesetas

y a los vecinos de enfrente

sabañones en las tetas.


Carnaval

Aunque la Iglesia ha querido dar a estas celebraciones un matiz religioso, se trata de una fiesta profana. El baile en grupos disfrazados, pintadas las caras con carbones, y cantar por los cortijos canciones satíricas y desenfadadas son algunas de sus notas peculiares. Durante los días de carnaval las muchachas tiraban agua a los muchachos pero el miércoles de ceniza, la costumbre era arrojarle ceniza, con el peligro de que lleve algún ascua. Se organizaban los bailes de carnaval en los que se insertaban unos juegos, muchos de ellos picantes y atrevidos, que hemos recogido en otro capítulo.

¡ Ay de aquel, que no podemos vivir sin el !


La matanza

En otro lugar nos hemos referido a este asunto relacionado con las labores artesanales. Aquí queremos recogerlo como un punto álgido en el calendario festivo del año. Indudablemente que tiene un aspecto material, el trabajo en estos días es duro, sobre todo para las mujeres por una estricta división sexual del trabajo en la que también salen perdiendo, pero no dejaremos de señalar que eran días esperados por todos: los mayores se aseguraban gran parte del alimento para el año, los jóvenes compartían el espacio de los mayores y trababan relaciones con otros que venían de los demás cortijos a ayudar, los niños aprendían mirando, los viejos repartían sus conocimientos. Era la mayor fiesta y más esperada porque suponía, en la práctica, una inflexión en el año. Se puede decir que el mismo empezaba (o terminaba) con la matanza. Además suponía un motivo de reafirmación de los lazos de parentesco y vecindad reinantes. Dicen los serranos: ¿Quién es tu hermano? - El vecino más cercano.

Contestan con firmeza. Una frase recorre los cortijos: Hay tres días en el año en que se llena bien la panza: jueves santo, viernes santo y el día de la matanza.

El trajín y el cansancio acumulado en cada matanza se aventaba con ruidosos bailes en cada cortijo. Enseguida se montaban laúd y guitarra alrededor de enormes lebrillos de rosetas y muestras de lo recién hecho para servir de sustento al baile.


Bailes de San Antón

Se celebraba con mucha devoción esta fiesta de San Antón por ser el patrón de los animales. Cada cortijo encerraba un sinfín de ellos y, en particular, el cochino para engordar. Se ofertaba al santo una arroba o dos de vino para que cuide de los animales. Los gritos más habituales, además de las coplas, eran de gracias al santo: ¡Viva San Antón que me guarde mi lechón!. N o sería de extrañar que el "melenchon" (mi lechón) tenga en esta fiesta su origen. Junto al vino, los buñuelos, los garbanzos fritos o tostaos, el panizo y las ganas de juerga eran suficiente. Tanta afición a divertirse que se hacían siendo o no el día del santo. Así que con relativa frecuencia se corría la voz de que en tal o cual cortijo se hacía un sanantón. Allá vamos todos a la fiesta, pensaban.


Semana santa

Las manifestaciones religiosas no presentan una relevancia acorde a la media como se dan en los pueblos vecinos. Ya nos referimos a la venerada imagen de la Virgen de Cortes. Fuera de esta, pocas son las celebraciones específicamente religiosas y la semana santa no significa una modificación de ninguna costumbre y ni realización de ningún ritual. Si acaso influyó en la dieta por las consabidas restricciones de la cuaresma. Este hecho provocó que la inteligencia del serrano produjese planos nuevos para sustituir a «la chicha» y al «mazacote». Con mucha sorna, se oye una expresión que impresiona por su anticlericalismo: La semana santa la inventaron los pescaeros. Los dulces (enredos y panetes) y los platos de potajes con bacalao y sardinas arenques abundaban. Y abundan.


Día de la Cruz (3 de mayo)

Existía la costumbre de ofrendar vestir una cruz en su cortijo. Se corría la voz de estos ofrecimientos y ese día la gente, principalmente mujeres, iban a verla y rezar. Consistía en una especie de altar sobre una mesa cubierta con una colcha vistosa, un crucifijo, con flores, velas y "mariposas".


Santa Quiteria (22 de mayo)

Era el día esperado en que se empezaban las orzas de la matanza si el año había sido bueno. Las novias le regalaban al novio el hornazo para ir a comérselo a alguno de los lugares ya establecidos en el que no podía faltar un buen pino o noguera de donde colgar varios "mencidores" (mecedores). El novio "mencía" a su novia que habría de aguantar estoicamente y con valor los fuertes empujones que daba su pareja, compitiendo con la cercana. Julio Caro Baroja habla de la costumbre de columpiarse como un acto propio del Carnaval en Andalucía. En la Sierra se hacía por primavera. Se echaban sogas en las ramas de los árboles y de asiento ponían algún almohadón, una espuerta o una tabla. A la vez que se columpiaban cantaban una cantinela.

Gorrinico mal pelao,

¿ quién te ha pelao?

la pícara vieja

¿dónde está la vieja?

esmotando lana

¿ dónde está la lana?

las gallinas las escalban

¿dónde están las gallinas?

poniendo huevos

¿dónde están los huevos?

los curas se los están comiendo

¿dónde están los curas?

cantando misa

¿dónde está la misa?

debajo del poder del agua bendita.

Que escurra el aceite

que lo dan a veinte

que escurra el jabón

que lo dan a veintidós.

Debajo del puente

hay un penitente

con llaves de oro

para abrir el coro.

Que ha dicho el herrero

que le peguen fuego

al cura y al madero

y a la soga que lo está meciendo.

La magia de las noches


Fiestas de verano.

En los pueblos agrícolas era frecuente organizar grandes fiestas al final de la recolección como rito de acción de gracias por la cosecha conseguida; este período ha correspondido siempre al inicio del otoño, mas sin tener en cuenta la tradición, los pueblos han trasladado a otras fechas los festejos por la presión que generan el verano y las vacaciones. En este sentido, podemos apreciar que las fiestas de muchos de los pueblos de la comarca aún se celebran a finales de verano y otoño, como corresponde a un pueblos agrícolas.

La costumbre era que los taberneros hicieran los bailes de verano. Lo que de alguna manera persiste en las aldeas de la Sierra.

Excepto las fiestas de septiembre, todas las demás de aldeas y núcleos son patronales observándose arraigo de cada comunidad a su patrón. Todas estas fiestas coinciden en la celebración: Misa y procesión. Quizás a la procesión, por el hecho de celebrarse solamente en el día señalado se la ha concedido más importancia religiosa. En fila, a ambos lados del patrón, rezando y cantando, y en algunas aldeas, con fe sencilla suelen dar dinero al santo para que pase por su puerta o por entrar en andas al mismo, a la pequeña capilla que normalmente, en estos núcleos de población, suele ser la escuela, con unos portones grandes dentro del recinto, para al cerrar, guardar de la vista el altar. En cada una de estas procesiones, no pueden faltar las salvas al santo, explotando cohetes o bien, a veces, con armas de fuego. En el núcleo mayor de población se celebra San José.

Especial devoción se le concedía a la Virgen de Cortes, seguramente por ser el santuario más cercano. Caravanas de toda la zona, partían en el mes de septiembre, con sus enfermos y peticiones, a veces con los pies descalzos ofreciendo trajes, cabellos, fotos y demás.


Las luminarias

Se ofrecía a un santo. Se formaba "un castillo" (se quemaban cosas viejas), se le pegaba fuego y más vino, patatas asadas, rosetas y coplas. Los niños jugaban alrededor a la piola, al burro...


El hortal y los frutales


4.4. MAESTROS Y ENSEÑAORES

Hasta la cuarta década del XIX no se pudo empezar en España a configurar la escuela contemporánea, la de la industrialización, entre otras razones porque tampoco se inició el proceso industrial que en otras naciones europeas había comenzado medio siglo antes. En ese contexto fue tomando forma la enseñanza primaria contemporánea, a través de unos procesos lentos, complicados y conflictivos. Con lo que se mantuvo durante mucho tiempo un concepto de escuela y un tipo de maestro que correspondían al Antiguo Régimen. Se trataba de un profesor sin preparación profesional, sin cultura, sabiendo apenas leer, escribir y contar, además de la Doctrina Cristiana y cantar (para ayudar en la iglesia del pueblo). En ocasiones ha sufrido un pequeño examen para que las autoridades le extiendan el título pertinente, pero en muchos otros casos ni siquiera ha pasado por él y trabaja como intruso. Suelen ser maestros los zapateros, los sargentos cojos o mancos, muchos sacristanes. Su retribución era muy pequeña, y la cobraban en especie. Por ello ejerce no solo como maestro, sino también como secretario del Ayuntamiento, sacristán, juez de paz y / o enterrador, si llega el caso. Es el maestro de la mayor parte de los pueblos y villas de España, aunque en unas pocas ciudades importantes se encuentre algún profesor más instruido.

Además habrá que tener en cuenta que la diferencia entre el maestro de las urbes y el del campo es muy destacada. Como tantas veces ha pasado a lo largo de la historia, en el campo, en las zonas rurales, el desconocimiento de las nuevas corrientes sociales, culturales o ideológicas es muy grande, y la impermeabilidad a las mismas es de roca firme.

Contamos con muchas descripciones documentales y literarias de ese modelo de maestro arcaico, claramente preprofesinal. La descripción se puede hacer con cuatro pinceladas:

"Quiero decir y digo que aunque los chicos de Orcera fuesen tangerinos y tetuaníes, su raza no explicaría ni ilustraría la estadística (del analfabetismo). Denles escuelas, y todos las aprovecharán; por el contrario, si a los chicos rubios, de ojos azules, que vi en Gibraltar, les quitamos sus escuelas inglesas y los traemos a las Gorgollitas, su raza nada les valdrá. Serán como hijos de pastores serranos y de roturadores. Por la sangre y por la posición hay de todo en el grupo de la escuela de Orcera. Caras finas, de expresión muy inteligente. Caras típicas de chico de pueblo, que un día veremos tan borrosas como aquí, no de escolar, sino de quinto. También las caras asimétricas. Y las otras de ceño fosco, retador. Tipos de secretario nato, de monaguillo, sacristán incipiente; larvas de cura, maestro o civil, como suelo hallarlas en todas partes. Y el chico de la gleba... -Me resisto a creer que haya chicos de la gleba, y en realidad no los hay, aunque los estoy viendo-o Estos y aquellos, y todos, se ríen del factor raza. Estudian. Aprenden. Sin embargo..." (De Viaje por las escuelas de Andalucía, de Luis Bello, periodista del diario El Sol que trató de buscar las razones de los altísimos índices de analfabetismo de la Sierra)

¿Cuál era el criterio sobre educación en ese régimen? Decir criterio es decir demasiado. Vamos a los hechos. Por tiempo inmemorial, la escuela de Pontones ha estado cerrada. Recuérdese que he copiado la frase de don Juan de la Cruz: "Una escuela dotada de los fondos propios, con 880 reales, cerrada ya hace tiempo, y que, por lo mismo, no se ha visitado. No hay Comisión local, ni reglamento, ni plan, ni cosa que lo valga..." Esto era en 1842. Luego vino un período en que el cargo de maestro de Pontones o no estaba provisto o era puramente honorífico. Luego, cuando el Estado sustituyó a los Ayuntamientos, los maestros iban a tomar posesión, pero no abrían la escuela. ¿Por qué? Se les aconsejaba, por su bien, que pidieran traslado o licencia. Se les daba toda clase de facilidades administrativas. De aquí es de donde yo he oído contar la historia de un maestro que, a pesar de cuantas indicaciones e intimidaciones se le hicieron, quiso abrir su escuelita, y, en efecto, la abrió, pero no acudió nadie. Como se quejara al pueblo, llegaron a la otra mañana dos muchachos y luego el secretarios del Ayuntamiento, que habló así: ¿No se lo decía a usted yo? Aquí no hace falta que sepan leer. Y si usted se empeña ya tiene dos alumnos: mi chico y el chico del señor alcaldeo De los 2.620 habitantes no saben leer 2.327.(De Viaje por las escuelas de Andalucía, de Luis Bello)

"La escuela -de Pontones- , pequeñísima. Dos ventanas por donde nunca entró un rayo de sol. Asisten unos veinte muchachos. Cuando no tienen nada que hacer acuden hasta treinta. Mejor voluntad demuestran las niñas, aunque su clase es todavía más miserable. El maestro, con sus propias manos puso allí un zócalo de madera. No había material. Lo llevó él (el maestro, de su bolsillo). No respondía nadie del crédito para libros Respondió él. El año pasado de 28 mozos supieron firmar, dos. Claro es que casi todo vienen de esos remotos y pintorescos agregados, sin cura, ni médico, ni boticario, ni maestro. Para la escuela de Las Canalejas dio madera, solar, calera y otras cosas el Cuerpo d Montes pero no funciona todavía. La de las Casas de Carrasca está más tiempo cerrada que abierta. Por su parte las familias quieren escuelas. Han solicitado una en La Ballestera; otra, en Espumareas bajas; otra, en Fuente Segura. Y varias cortijadas: Montalvo, Lo Goldines, La Rolla... Están muy separados unos de otros estos poblados y sin caminos (De Viaje por las escuelas de Andalucía, de Luis Bello)

"Pues no hay escape, y todos las pendientes nos llevan al mismo reguero, vamos entrar a fondo en el corazón de Santiago de la Espada. De estos hombres que nos rodean saben leer diez de cada ciento. De 8.282 habitantes -según el censo de 1920- saben leer 590. Yo quise abrir información apenas me limpié el barro del camino, preguntando ante todo a los maestros pero el único que había acababa de salir con licencia. Fui, en vista del primer fracaso, a ver a la maestra. Encontré una; buena, voluntariosa; pero tenía yo que levantar mucho la voz para que me oyera. La escuela -ya se sabe- en el antiguo Pósito grande y húmeda. Había también una maestra particular, muy inteligente y como institución supletoria, la miga: la hermana Urbana. Terrible escuela, a la puerta de la calle cuatro palmos de terreno; los niños a un lado, las niñas a otro y la hermana, cojita, entreteniéndose con todos con gesto de pastor". (De Viaje por las escuelas de Andalucíé de Luis Bello)

"Tiene dos mil habitantes la villa. Más de seis mil esos otros núcleos. Alguno como Miller, pasa de cuatrocientos. (...) De esos serranos la mayoría son pastores. Sé que es frecuente ver a los pastores sorianos leyendo un periódico o un libro pero en estas cañadas nadie lee. Ni los pastores, ni los amos. Pero, ¿dónde van a aprender? No hay escuelas como tengo dicho. Alguna vez un buen hombre se mete a enseñar; y, valga o no valga, hay que agradecérselo. Pero eso es en los poblados. Las gentes del monte tienen otras cosas que aprender. (...) A la entrada de Despiernacaballos, y al oripié del río está La Toba y un kilómetro más allá las Casicas del Río Segura. Aquí hay un maestro: Juan Campos.. Este el de la Matea, el de Miller eran los únicos que tenían escuela nacional. No hay más". (De Viaje por las escuelas de Andalucía, de Luis Bello)

En muchas ocasiones se ausentaba dicho maestro, y entonces dejaba como maestra a su mujer, ajena a cualquier tipo de enseñanza o de educación. ¿Qué si sirvió para algo tal maestro?..Pues en aquellos tiempos a que se refiere el escritor sirvió a modo de guardería, y poco más; bueno, para que muchos odiaran la instrucción aunque fuera tan elemental como la que se impartía. No dejaremos de recordar a Don Antonio Machado,

Con timbre sonoro y hueco

truena el maestro, un anciano

mal vestido, enjuto y seco

que lleva un libro en la mano.

Nuestros amigos de la sierra, ya abuelos, recuerdan muy bien todo esto que contamos. La memoria de la edad infantil es poderosa. Solía haber "maestros del gobierno" en Los Anchos, en la Huelga Utrera, en el Prao la Presa pero no en Cabeza Gorda, por ejemplo. Además había que ir andando, sin carriles, por duras veredas, en aborrecibles condiciones, compaginándola con infinitos y cansados trabajos.

Hermano Miguel vivía en Cabeza Gorda y tenía que ir al Prao la Presa: una hora de veredas -y otra hora de regreso- El maestro se llamaba Don Jesús, recuerda. No fui más de un mes. Lo que sé lo aprendí por mi cuenta. Me llevaba una cartilla en el bolsillo mientras cuidaba a las ovejas leía. La que no sabía la apuntaba hasta regresar que le preguntaba a quién supiera que no eran muchos. A veces llegaba al cortijo un maestro cortijero, un "enseñaor". A mí me dio uno que se llamaba Esteban. Le decíamos el tío quemahierros porque su trabajo era de herrero. El contrato lo hizo mi abuelo: por la comida y el arreglo de la ropa. Dormía en la cuadra. Mi hermano se negó a aprender. Ni siquiera mi abuelo pudo convencerlo

El caso de la hermana Juliana es admirable. ¡Una mujer de más de setenta años que sabe leer y escribir! ¿Quién lo viera? Pues si, así es.

La hermana Juliana vivía -y vive- en La Conquista, una cortijada de montaña que aparece a la izquierda, orgullosamente encaramada entre las rosas paredes de un estrecho valle frondoso. Subía a la escuela de Los Anchos: una hora de camino. Además, lo dicho, trabajos domésticos. Se acuerda que su maestra se llamaba Doña Gloria" que era del estao". Estuve muy poco. Cuando supe algo de leer dejé de ir. Usábamos pizarras con sus pizarrines. Cartillas.

Recuerda con perfección -y un brillo juvenil en sus ojos- una historia que leía de un libro que no conserva. Era la historia del niño Guillermo el chico (la historia recuerda al cuento de Pulgarcito). Eran siete hermanos. Un día le dijeron que los acompañara al bosque. Guillermo se puso muy contento porque los hermanos nunca lo llevaban. Se pusieron en marcha con su burro y su fiel perro Piloto. En un claro del bosque se puso a jugar con su perro y cuando quiso acordar los hermanos lo habían abandonado. Llorando de pena y miedo empezó a andar y andar hasta que vió, ya de noche, una luz. A mitad de camino se encontró que tenía que cruzar un gran arroyo con una fuerte corriente. Su fiel perro le ayudó a cruzar y así llegó a una casa en que vivía una anciana que al abrir la puerta y verlo le dijo: Hijo mío si yo soy tu abuela. Te quedarás a vivir conmigo. Vivió muy feliz hasta el triste día en que murió su fiel perro Piloto que enterraron en el jardín.

Sin embargo lo más significativo en este crisol de relaciones sociales es que la hermana Juliana, que apenas sabía leer y escribir, tomó fama en aquellos y otros cortijos de los alrededores de que sabía. Y entonces por allí desfilaban cuantas personas -novias, novios, padres, madres, hermanos y sobrinos- tenían la necesidad de mantener contactos con sus seres amados. Ella que conservaba las cartillas y los libros fue esforzándose sin más ayuda que su ingenio por escribir lo que cada uno le pedía. De esta forma se convirtió en una lectora y escribiente afamada y eficaz. Y no pocos secretos llegó a conocer. Pero no queda ahí el caso: enseñaba a leer a muchas mujeres -y hombres también- que por las tardes acudían a repasar las cartillas y las planillas de escritura. A nosotros nos ha ayudado mucho en estos apuntes ya que conserva multitud de cartas, postales, fotos, documentos, libros etc.


Mobiliario urbano


4.5. NOVIAZGO Y BODAS

En el intento de buscar las raíces socioetnográficas de una zona cualquiera consideramos que las costumbres de noviazgo son un elemento básico y decisivo de las relaciones sociales. Es cierto que más del ochenta por ciento de los ritos, creencias y costumbres que se recogen a partir de las entrevistas realizadas han desaparecido por completo o están muy debilitadas, no obstante mantienen todavía un interés.

Las relaciones de parentesco experimentan cambios estructurales y adoptan formas culturales reconocibles en la sociedad tecnológica que hoy vivimos. La familia española camina hacia un modelo uniforme en lo que se refiere a su composición y tamaño, aunque aún conserva formas culturales antiguas que siguen dirigiendo la conducta de sus miembros. En este contexto, el noviazgo, entendido como instancia reguladora de la pareja antes del matrimonio es una institución propia de la sociedad occidental, capaz de determinar la futura familia.

De forma general los lugares de encuentro son las procesiones y misas, las fuentes, las fiestas, los bailes, los trabajos en el campo y la aceituna (hasta hace pocos años, no más de veinte, el viaje del serrano a los olivares de las andalucías, con sus animales y caballerías, sus arreos para la comida en los cortijos, constituía una epopeya que significaba bastante para el ritual del noviazgo y una cierta relajación de la endogamia). Como vemos las dominantes son lugares públicos. Hoy es fuerte la influencia que supone en estos rituales la comunidad serrana en Villarreal (y otros lugares de emigración) de tal manera que los jóvenes serranos se emparejan entre ellos estando en otras zonas antes que con jóvenes de fuera.

Igualmente se aprovechaba la siega, la trilla, la recolección del panizo o maíz para reuniones, en las que, a base de indirectas, prendas y cualquier circunstancia, se iniciaban relaciones bajo la mirada de los mayores que también participaban. Era típico en el desgrano del panizo o esfarfollo, el que al salir un grano rojo, había licencia para dar un beso a la elegida y ante un negro, un pellizco o repizco.

Las bodas celebradas en el término hoy en día no tienen gran espectacularidad pero sí antiguamente, eran dignas de asomarse a verlas. Los novios venían de la aldea a la iglesia del pueblo, en sendos burros engalanados con mantas de colores y diversos adornos, seguidos de los acompañantes que gritando: ¡Vivan los novios!, se disponían a disfrutar de lo lindo durante los dos días que duraban las bodas.

En el apartado que se corresponde a las formas de declaración no encontramos nada original. Lo más frecuente era la declaración por palabras. La serenata fue otra forma de declaración muy utilizada. Los varones contrataban músicos que los acompañaban para cantar o simplemente tocar piezas cerca de la ventana de sus novias. A consecuencia de la secular emigración que ha asolado y asola a estos lugares se han utilizado las cartas amorosas para declararse o pedir a la novia. Debido a la escasez de personas que supiesen leer y escribir, la correspondencia se reducía a cartas muy sintéticas, con formulismos que repetían generación tras generación.

Otro de los lugares de encuentro donde los jóvenes empezaban sus relaciones de noviazgo y / o afianzaban las ya comprometidas era una reunión de amigos y vecinos, que festejaban durante toda la noche con comida, bebida, canciones, bailes por parte de los más jóvenes, una fiesta-encuentro: los bailes.

La importancia de hábitos tales como "la pedida" o "el ajuar" imponen una dimensión económica al matrimonio, que difícilmente se podrá abordar sin el soporte del grupo familiar, y como consecuencia de ello éste controla sobre todo a la mujer para que se "arregle" bien su matrimonio.

Otro de los actos más representativos de la boda es la entrega por parte de los invitados de presentes, ya en dinero ya en especies, junto al baile nupcial que entronca indudablemente con los rituales propiciatorios de la fertilidad.

La delimitación del espacio de interacción entre los jóvenes está reafirmada por la escasa movilidad que existía y lo precario de los transportes. Los varones son los únicos que salen a veces a los bailes que se hacían en las cortijadas o pueblos cercanos con motivo de fiestas patronales. El viaje se hacía a pie, juntándose un grupo para poder pagar a los músicos o bien obsequiar a los organizadores con dulces y aguardiente.

Entre los entrevistados / as la duración de su noviazgo osciló entre los 3 y 10 años, siendo las dificultades económicas siempre la causa que se nos argumentó para justificar un período tan extenso: "Hasta que no apañábamos una casa) algo de tierra no podíamos casarnos", es el comentario que más se ha repetido.

Canciones de ronda

Asómate a esa ventana

cara de sol te veré

y con la luz de tus ojos

un cigarro encenderé.

De tu puerta me despido

de tus cerrojos y llaves

y de ti no me despido

porque a la puerta no sales.

La niña que está dormida

y la guitarra la llama

despierta despavorida

dando vueltas en la cama

¿dónde está la ropa mía?

Si quiere saber señora

quién la música ha traído

Paco se llama por nombre

Cabrera por apellido.

Me gusta el nombre de Pepe

porque se pega en los labios

y Pepe tiene que ser

mi querido enamorado.

Una madre que tiene un hijo

cree que tiene un caudal

y tiene una carga de estiércol

si no lo deja llevar.


Entre las costumbres casi universales de bodas se encuentra el ramo de la novia que simboliza el nacimiento o el crecimiento de la nueva vida. Otra costumbre, también de carácter general, es el lanzamiento de arroz o trigo que reciben los contrayentes a la salida de la iglesia, nos pone de manifiesto una aseguración de la fertilidad, posible gracias al conjuro de la esterilidad de la novia, que se consigue con esta lluvia de semillas. La asimilación de la tierra a la mujer va paralela a la no menos cierta asimilación del grano al semen.

Se conserva la denominación de unción para el matrimonio vocablo que nos recuerda la unción de los pares para el arado. Los recién casados se "uncen para arar". El simbolismo es nítido. En los pueblos agricultores, la mujer fue asimilada a la tierra; el surco, a la vulva, y los granos, al semen. Ello implicaba la asimilación del falo al arado y de la labranza a la unión conyugal.

Quizá la más fuertemente conservada de las tradiciones (común en todo el mundo) es la comida ritual. Relacionada tanto con un ritual de fertilidad como con el establecimiento del contrato nupcial por las familias y de confirmación de un determinado estatus social.

Los días de la boda son recordados con mucho detalle por todos los entrevistados. "Ya no se hace así", comentan. "Ahora pillas un autobús y te vas a Beas o al Arroyo para el convite". Desde hace ya bastantes años se ha perdido la costumbre de traer a la "guisandera". La hermana Juliana nos cuenta: "Yo me casé en el 1956. Mi boda duró tres días. La guisandera se llamaba Marcela. Como había tanto trabajo porque no se podían abandonar las labores del campo, los animales, los chiquillos, esta mujer venía a guisar para los invitados. Pero había que estar arrimándole los avíos. En mi boda se mataron dos corderos, cinco chotos y tres pollos. Se guisó un gran cocido de garbanzos y varias ollas de caldo de gallina. Además de las ollas de la matanza y los jamones. Se hacía pan, dulces y chocolate. También varias orzas de cuerva: vino, azúcar, melocotones, naranjas a trozos y una poca agua. La peluquera vino desde Santiago".

"La modista vivía en Los Anchos", continúa, tenía unos figurines y ibas y elegías un modelo. Entonces le encargabas las telas a los recoveros. Sin embargo el novio fue a Beas a comprarse el traje. "Era azul marino, con chaleco y su corbata".

La ceremonia fue en Los Anchos, con misa que vino el cura desde Santiago. Hubo baile de laúd y guitarra. Los padrinos daban una chocolatada con dulces y aguardiente.


4.6. COSTUMBRES PARA LA ALIMENTACIÓN.

Los elementos básicos de toda la alimentación son el ajo, la cebolla, la patata, el tomate, el pimiento, las habichuelas, los garbanzos, la harina, el aceite y el cerdo. La adaptación a las exigencias y ofertas estacionales, la escasa o nula manipulación y el abundante rechazo a productos elaborados fuera de la zona y la conservación natural han forjado una alimentación que no dudamos en calificar de equilibrada para el tipo de tareas que se ejercían.

Sin discusión posible, la Sierra se ha mantenido durante décadas de comer migas. Las migas, por su economía, su sencillez y su alto poder calórico han constituido la defensa de esta población. No sin fatigas conseguían esconder algunos celemines de trigo a las autoridades, coced o a contra viento y de noche, cuando no de harina de panizo, algún torreznillo que otro, poca cosa, y se "embolicaban" con caldillo valiente (pimientos picantes cocidos). Con mucha sorna, con estoicismo, dicen" cenamos dos veces". Las migas se comían antes de ser de día, luego todo el día en el campo, una merienda ligera y la cena, más fuerte, de noche otra vez. Este sarcasmo hizo triunfar esta coplilla:

Tengo un amo muy rumboso

de con él me quiero ir.

Para ponerme lustroso

me da migas de maíz

con mucho aceite del pozo.

Algunas de las recetas que adjuntamos están copiadas casi literalmente de un manuscrito antiquísimo que nos ha proporcionado la hermana Juliana. Abundan las denominaciones que empiezan por "ajo..." lo que no significa necesariamente que lleven ese producto. En la Sierra cuando algo tiene aspecto de puré o masa, crema espesa se dice "se ha hecho ajo". Por ejemplo, cuando el arroz se pasa, dicen que está hecho ajo.


Ajoharina

Se hace un sofrito de cebolla, ajo, pimiento verde o seco, tomate y los guíscanos. Debe estar muy bien frito, si se ve que se reseca demasiado se le incorpora medio vasito de agua para que se haga bien y cuando pierda el agua, se le añaden las patatas troceadas y se añade el pimiento molido y dos puñados de harina. Se remueve mucho para que no salgan grumos. No debe quedar muy espeso porque se toma con cuchara. Es una comida para preparar en la lumbre porque así adquiere un sabor especial.


Ajopatata

Se cuecen las patatas y se apartan para que escurran. En una sartén se fríe a fuego lento una cebolla (muy hecha), un diente de ajo y dos o tres pimientos, todo en trozos muy pequeños, junto a un poco de pimentón y un pimiento picante. Se incorporan las patatas cocidas y se va machacando, poco a poco, con la paleta y mezclándolo con el sofrito anterior. Se consigue una masa muy espesa y homogénea. Entonces se aclara con un vaso de agua hasta que quede una crema suave.


Ajocalabaza

Se hace un sofrito de cebolla, pimientos verdes o secos, ajo, tomate, pimiento molido, un par de chorizos troceados, patatas y la calabaza, a trozos finos. Se le añade agua para que se cueza todo y se mezclen los sabores. Se acaba cuando el agua se consume y todo quede desmenuzado.


Andrajos con morcilla de cebolla

En este caso hacer notar que los andrajos se enriquecen con productos de la matanza ya que desde hace muchos años la caza escasea o es prohibida. Suelen presentarse los andrajos, suculentos, con su tufo a hierbabuena y las "presas" de morcilla insinuantes al comensal.


Borrachuelos

Se tuesta una taza de aceite con una poca de matalahúva. Se le añade una taza de vino blanco y un chorreón de aguardiente. Harina la que admita. A continuación se mezcla todo sobando mucho la masa y se extiende en láminas lo más delgadas posibles. Se corta en trozos y se echan doblados en el aceite caliente y se fríen. Cuando escurren se emborrizan en azúcar y canela.


Panetes

De un pan serrano bien asentado se extrae la molla y se ralla fina. Entonces se le añade una docena de huevos para hacer una masa que resulte bien trabada. No llevan ni sal ni azúcar. En una sartén con abundante aceite se fríen cogiendo partes de la masa con una cuchara grande. Su aspecto es el de croquetas. Cuando estén bien escurridos de aceite y fríos se echan en un caldo dulce que se hace tostando azúcar con mucho cuidado para que no se queme. Cuando está a punto de caramelo se le añade agua y una rama de canela. Este postre se toma frío y se le puede añadir un poco aguardiente serrano, una o dos cucharadas por litro.


Enredos

Se baten los huevos y se le añade una poca harina mezclándola hasta que no queden grumos y hay que procurar que la masa no esté muy dura. Con una cuchara se van echando a chorreones finos en el aceite frito caliente para que salgan en forma de hilachas. Se ponen a escurrir y se le añade el mismo caldo de los panetes.


Flores de viento

Se baten los huevos y se le mezcla muy poca de harina hasta conseguir una gacha homogénea. A veces se le añade un chorrito de aguardiente. A continuación se introduce el aparato de hacerlos -florero- en el cacharro de la masa, previamente mojado en el aceite de la sartén que ya está frito y caliente esperando recibir la masa. Esto se hace para conseguir que la masa se desprenda con facilidad del florero al caer en la sartén. Se fríen y se escurren. Después se emborrizan en azúcar y canela o miel.


Gazpacho serrano

Es más parecido a una ensalada ya que se toma crudo y en frío. Lleva cebolla muy picada, sal, vinagre y aceite. Se le añade agua y se toma con cuchara


Gachamiga china

Se pone aceite para freír pimientos verdes muy picados. Se cuecen patatas en trozos y se escurren. Se le añaden a los pimientos y se mezclan, dándole vueltas y vueltas. Es parecido al ajoharina pero no lleva agua, sólo aceite.


Moje de patata

Se fríe la patata a ruedas finas, con mucho aceite. Se escurren del aceite y se le echa pimiento molido y una poca de agua con un ajo machacado. Todo se remueve muy bien.


Morcilla de cebolla

Ingredientes

La sangre de un gorrino, 50 kg de cebolla, 1 kg de arroz, tres panes desmolláos, 2 kg de gordos (manteca), 2 kg de pimientos choriceros secos, 300 gr. de pimienta negra molida, una cucharadita rasa de clavo, 100 gr. de ajos picados, cuatro cucharadas de orégano, 2 kg de sal y dos cucharaditas de perejil picado.

Se pelan las cebollas, se trocean y se cuecen en un caldero. Se sacan y se dejan a escurrir durante tanto tiempo como necesiten hasta que pierdan toda el agua. Este detalle es muy importante ya que si tiene agua la cebolla cocida se puede agriar la morcilla después de cocida. Se muele la cebolla de manera que quede muy picada para que no se note al comer. A la cebolla picada se la añade la sangre y se remueve muy bien antes de incorporar otros ingredientes. Luego se añaden los" gordos" (manteca) previamente derretidos en una sartén y mezclados con la molla de pan rayada. Después se añaden los pimientos choriceros secos, fritos y muy bien picados y se termina añadiendo el arroz crudo, la pimienta, la sat el clavo y los ajos. Se procede a remover hasta conseguir un bodrio homogéneo. Así se deja macerar unas horas. Ya está listo el bodrio para embutir cuidando de no llenar las tripas para que al cocer no se rompan.

Una vez atadas las morcillas se introducen en un caldero con agua hirviendo. Las morcillas se ensartan en un palo a fin de poderlas sacar cuando estén cocidas. Suelen tardar unos treinta minutos en cocer. Se sacan y se ponen a secar en una habitación que no tenga humedad y que tenga lumbre constantemente. Ya está lista para consumir asada aunque es preferible esperar unos días.

La morcilla se conserva frita y puede durar más de un año si se fríe cuando esté bien seca -unos veinte días colgada como se dijo antes- y en un buen aceite virgen extra de oliva: en una orza u olla de porcelana y bien cubierta con el mismo aceite de su fritura. Para esto es preciso freír primero toda la cantidad de aceite que se va a necesitar. En las casas serranas que hemos visitado tienen un truco infalible para saber cuando está el aceite frito: echan una patata mediana pelada en el caldero con el aceite y empieza el aceite a freírse. Cuando la patata sube a la superficie es que está el aceite frito. A continuación se aparta el aceite y se va echando en la sartén el que vamos necesitando para freír las morcillas.

Hay que tener en cuenta que la morcilla de esta zona está "inventada" para ser conservada frita por eso contiene un poco de arroz que casi no se le nota pero que favorece la absorción de humedad dentro de la tripa para evitar que se estropee.


Morcilla blanca

Ingredientes

Un pavo deshuesado (10 kg) un pollo deshuesado (3 kg) 2 kg de carne magra de cerdo, 1,5 kg de gordos, 4 docenas de huevos, 2 kg de almendras peladas y trituradas, 1/4 de pimienta blanca, un poco de colorante, perejil fresco picado a gusto, molla de dos panes rayada, sal 4 dientes de ajo picados, una cucharadita rasa de canela, una cucharadita de matalahuva molida.

Se echa la carne picada en un lebrillo junto con los gordos, las especias, las almendras y los huevos. Se remueve muy bien hasta que se vea que el bodrio está homogéneo. El resto es similar a la morcilla de cebolla.


Morcilla güeña

Ingredientes

La mitad de la sangre de un gorrino, los "ensangrentaos" de un gorrino (carnes llenas de sangre) (se puede añadir más cantidad de otra parte del cerdo), un kg de gordos, 5 o 6 pimientos choriceros secos fritos o cocidos y triturados, pimienta negra molida al gusto, una cucharadita rasa de canela, una cucharadita rasa de clavo, cinco dientes de ajo picados, dos cucharaditas de perejil picado, molla de un pan rayada, un cucharadita de pimentón, una carterilla de colorante y dos o tres puñaos de sal.

Se echan las carnes picadas en un barreño y le añadimos el resto de los ingredientes. Se mueve todo bien y, por último, se echa la molla de pan y se deja la masa lo dura que se quiera procurando que esté en su punto para embutir. Se procede como en los casos anteriores.


Chorizo

Ingredientes

25 kg de carne de cerdo con su grasa muy bien picada, 2 kg de pimentón, 300 gr de pimienta blanca, 2 kg de pimientos choriceros crudos y molidos, una cabeza de ajos picados y tres puñaos de sal.

Se remueve la carne con todos los ingredientes de forma que quede la mezcla uniforme. Es costumbre mover los bodrios con las manos. Como en los demás embutidos, el chorizo debe probarse antes de embutirlo. Se coge un poco bodrio en una sartén y se fríe para probarlo. Se deja macerar una noche antes de embutir. Después de llenar las tripas se achorizan (se atan) y se cuelgan en un lugar seco y con candela. En una semana están listos para consumirlos asados y en unos quince días listos para comerlos crudos.

Los chorizos se fríen a las semana de colgarlos de igual manera que se fríen la morcilla de cebolla procurando conservarlos cubiertos completamente con el aceite de freírlos. Chorizarlos es muy importante porque además de marcas las "tajás" evitan que cuando se fríen les entre aceite dentro a cada chorizo y de esta forma dura más la conserva, a veces hasta dos años en perfectas condiciones.


Tortas de medio sueño

Se recienta con medio litro de agua y la tercera parte de una pastilla de levadura. Se baten cuatro huevos en un litro de leche, un litro de aceite y un cuarto de azúcar. Harina la que admita. La masa se deja unas horas para que se haga. Luego se mete al horno.


4.7. EL «METEOSAT» DEL SERRANO

Siempre estamos discutiendo si la Sierra es más atractiva en primavera o en verano, en otoño o en invierno. Dejemos de lado el invierno sólo apto para auténticos serranos o para masoquistas. La verdad es que cada día del año la Sierra se transforma, se adapta, se contorsiona para ofrecer un algo para que te sientas atraído. Con todo me quedo con el verano en que de cada rincón, por abrupto que sea, por escondido, surge ese milagro que llamamos el hortal, del que hemos hablado en las líneas anteriores. Por ínfimo que sea el caudal, a veces apenas un leve goteo, el serrano o la serrana (que tanto vale) se ingenian para levantarlo, orgullosos ambos, ofreciendo sus promesas. Y con sorna, con retranca, exclaman:

¡Ea! Ya sólo falta que dios ponga algo de su parte.

Esta expresión, mitad ruego, mitad exigencia define el estado de angustia que los huertanos de la sierra (del cielo aguarda y al cielo terne) tienen en los meses de julio y agosto ante la amenaza de la "piedra" (granizo). Es en esa relación con el medio en la que se ha desplegado todo un ritual de predicciones que persisten junto al de las cabañuelas.

El hombre ha cargado durante los siglos con las antojadizas realidades del tiempo atmosférico y por eso se han despertado estos rituales o supuestas predicciones y conocimientos de los que emanan un sometimiento a las creencias religiosas y a la superstición.

Estas gentes -labradores, ganaderos y artesanos, entre otros- han fijado su vista al cielo esperando respuestas a sus imprecaciones y promesas de cuanto habita y acontece bajo su bóveda. Esta información se ha transcrito a partir de múltiples observaciones: la forma de las nubes, la dirección de los vientos, la configuración, tonalidad, luminosidad del sol, la luna, las estrellas. Desde el rocío a la niebla, pasando por el arco iris o el granizo: todo se ha considerado. Las expresiones y definiciones que de todo esto se derivan son un tesoro para la dialectología. También han rebuscado en el entorno -animales, plantas, piedras, etc. y han hallado abundantes anuncios para su interés. Sin olvidar el sonido y los olores, la arquitectura o el fuego y hasta en su propio cuerpo, noticias para perfilar sus primitivas averiguaciones.

Pronosticar a largo plazo es intento que sólo algunas personas han sabido calcular. Esta acción se llama, genéricamente, las cabañuelas. En su acepción de predicción a largo plazo, según es entendida a nivel popular, podría tener sus orígenes en la propia etimología del término. La palabra" cabañuelas", que hace referencia al lugar donde se celebraba la fiesta judía de los Tabernáculos o de las cabañuelas, por metonimia, pasaría de señalar el lugar a significar el ritual mismo. Dicha celebración recuerda la vida de los antepasados judíos que debieron pasar décadas en el desierto castigados por Dios viviendo en cabañas o tiendas antes de entrar en la tierra prometida de Canaán. Ahora se construye una cabaña en la que viven durante siete días. Es la fiesta del "sukkot" que sigue teniendo un cierto sentido agrícola pues se elabora un pronóstico del tiempo a partir de la observación de un periodo corto. Para el pueblo judío el primer mes del año "moled", que se inicia en el equinoccio de otoño y sirve para predecir el tiempo atmosférico venidero. Es lógico que se trasladara a la cultura hispánica al mes de agosto en que se invierte la constante subida de temperaturas de enero.

En nuestras entrevistas y lecturas hemos encontrado varias interpretaciones de qué eran las cabañuelas y hemos tenido que sintetizar diversas opiniones.

La primera versión dice que consisten en relacionar días concretos del mes de agosto con cada mes del año siguiente; comenzando estas relaciones día-mes el 2 de agosto que correspondería a enero, el tres a febrero y así sucesivamente hasta el 13 que correspondería a diciembre. El día 1 de agosto es una fecha clave en las cabañuelas, que es conocida como la «llave del año», de suerte que las variaciones meteorológicas habidas a lo largo de este día darán cuenta de cómo será el año en su conjunto.

Estas cabañuelas son las de ida. Luego se añaden las de los días 14 a 25, llamadas de retornas. El día 14, corresponde al mes de diciembre; el 15, al mes de noviembre y así hasta la del 25 que sería la de enero. Entre otros síntomas se vigila si la cabañuela "se vacia" (llueve). Entonces el mes correspondiente no llueve.

Otra versión dice que las cabañuelas empiezan el día 1 de agosto y terminan el día 12 del mismo mes. Corresponde la del día 1, al mes de agosto, la del día 2, al mes de septiembre, y así sucesivamente, hasta el día 12, que corresponde al mes de junio del año siguiente; fijándose especialmente cuando hay un día lluvioso, y así, si el día 2 de agosto llueve, día que corresponde a la cabañuela de septiembre, se piensa o pronostica que el mes de septiembre será lluvioso, y si llueve el día 3, que corresponde a la cabañuela de octubre, se piensa que lo será octubre.

La tercera versión dice que en las cabañuelas de ida, el tiempo que haga cada día de los doce primeros del mes de agosto será igual al que hará durante cada primera quincena de los meses de agosto del mismo año a julio del año siguiente. En las cabañuelas de torna o de retorno, el tiempo que haga cada día de los comprendidos entre el 13 y el 24 de agosto será igual al que hará durante cada segunda quincena de los meses de agosto del mismo año a julio del año siguiente.

Variante de todas las teorías anteriores, en la que se toma como mes de observación el mes de enero acorde a la tradición más común en el mundo agrícola europeo.

Según Mircea Eliade "los doce días que separan Nochebuena de la Epifanía siguen siendo considerados actualmente como una prefiguración de los doce meses del año". Los campesinos europeos tienen otras razones cuando determinan el tiempo de cada mes y su ración de lluvia por medio de los signos meteorológicos de esos doce días. Los campesinos españoles lo serían respecto al solsticio de verano boreal. Oportunidad señalada en las más diversas culturas, recordada entre nosotros con los ritos de la noche de San Juan.

Los expertos cabañuelistas manejan no pocos elementos para sus predicciones. Los hemos resumido así:

Estado del cielo y de las nubes: transmiten información tanto si está raso como si está nublado. Si está raso el color es muy importante. Azul claro, luminoso, informa de tiempo seco para el mes correspondiente. Azul muy intenso, con mucha visibilidad nos anuncia inestabilidad ambiental. Tono azul pálido, blancuzo, marañoso, puede originar nubes y chaparrones. El sol con anillo informa de humedad y lluvias.

Forma de amanecer y anochecer: cielo rojo por la mañana, estabilidad. Tonos amarillos y blanquecinos, polvo y humedad y mal tiempo. Al ocaso, cielo rojo tiempo seco por el oeste. Si la puesta es nubosa y el sol se esconde entre nubes, mal tiempo.

De noche se observan las estrellas. Si brillan, buen tiempo; si hay enmarañamiento, posibilidad de perturbaciones. Temblor y centelleo, empeoramiento del tiempo.

Si está nublado el día se mira hacia arriba y al horizonte. Algunos nublados anuncian tiempo seco. Si hay nubes bajas, nieblas, cúmulos como coliflores nos da tiempo estable y aire frío. Con nubes medias amenaza de aires fuertes y lluvias tormentosas. Nubes de nivel superior, “cielo aborregao", inestabilidad y lluvias.

Aires o vientos. Aire procedente del oeste y / o norte Anuncia lluvias en una cabañuela de temporada lluviosa. También se observan los aires locales según la configuración del terreno y en este aspecto no podemos ofrecer una síntesis ya que son muchas las variables y todas se justifican por sí mismas.

Indicios de cambio de tiempo: Cuando el gallo canta durante el día. La tranquilidad de los animales. Las cicatrices antiguas de heridas y amputaciones en los humanos, en sus manifestaciones de dolor, picor, etcétera. Cuando los gatos corren y saltan es señal de viento.

Son considerados signos de próxima lluvia: Crujidos y sonidos de los muebles (del arca, principalmente). Hollín que se desprende y cae de la chimenea. Olor de los sumideros, tuberías etc. La siembra cuando aparece "retorcida". Humedad en las habitaciones aparecida en las baldosas del suelo. Si al amanecer, en época de cabañuelas, el «pajón» de los rastrojos está «correoso» (húmedo). Cuando va a hacer frío, la lumbre «chisporrotea». Aparición de hormigas con alas.

Orejeo de las mulas. Calambres en los animales. Cuando se bañan los palomos. Cuando se lava la cara el gato.


Pronóstico por el viento, nubes, sol, luna.

El día de San Juan luchan el Solano y el Poniente y el que vence domina el año.

Nubes malas entre la Ascensión y el día del Señor.

En agosto está el secreto de los doce meses completos.

Si la luna de octubre a las siete "escubre", llueve todos los meses.

Las últimas nieves: la nieve de la torcaza (febrero), la nieve del cuco (marzo), la nieve de la galopa (un águila blanca con las puntas de las alas y la cola negras y como porquería) y la nieve del gavilán (la última).

Cava hondo y echa basura y ríete de los libros de agricultura.

El solano las mueve y el poniente las llueve.

Arreboles al saliente, suelta los bueyes y vente.

El agua es oro y la boñiga un tesoro

Quien quiera tener buen granero, tenga antes un buen estercolero.

En suelo que está pisado, no metas el arado.

Campos que veas adelantados, cómanlos tus ovejas sin ciudado.

Aire solano, agua en la mano.

«Agua de madrugá, no quita obrá» (Quiere decir que ese día no lloverá o en tan escasa cantidad que no impedirá la faena del campo).

Cielo aborregao, a los tres días mojao.

Si lleva cerco la luna y estrellas dentro, agua al momento.

Lloviendo el 2°, 3° y 4° días de la Luna nueva, llueve todos los cuartos de la Luna.

A los cuatro días de entrar la Luna nueva, o 2° cuarto, si hay «rebolá» al salir el Sol, llueve en ese mes.

En los cuartos de la Luna, si «viene volcá» - con inclinación -, es que « la vierte», esto es que vierte el agua, que lloverá.


Dichos y refranes de predicción en torno al solsticio de invierno:

El más importante de ellos es el referente al 25 de enero, considerado como una segunda «llave del año», y reza así: «La conversión de San Pablo, conforme es el día es el año». Según nos cuentan uno de los informantes, en este día, al salir el Sol, por donde hay niebla, apedreará durante ese año; no así cuando la niebla es general.

Lluvia en la Purísima Concepción, llueva en Carnaval, Semana Santa y Resurrección.

Lluvia de Santa Bibiana (dos de diciembre), llueve seguidas siete semanas.

Lloviendo en Nochebuena, también en Semana Santa.

Árame en invierno auque sea con un cuerno.

Para San Antón, cada perdiz con su perdigón.

En enero, se hiela el agua en el puchero.

Enero polvoso, febrero lluvioso.

Enero se come el sebo, febrero la carne pulpa y al pobrecillo de marzo le quieren echar la culpa.

Tantos días que pasan de enero, tantos que pierde el ajero.

Si la Candelaria flora, invierno fuera y si no flora, ni dentro ni fuera.

Febrerillo loco, que sacó a su padre al Sol, y lo apedreó.

En febrero busca la sombra el perro, a los últimos que no a los primeros.

Si truena en febrero, pon la trilla en el humero.


Marzo

Semana Santa enmarzá, hambre o mortandad

Marzo marceador, un día malo, otro peor.

Si sientes en marzo tronar, agranda la era y limpia el pajar.

Marzo airoso y abril aguanoso, sacan a mayo florido y hermoso.


Abril

Si truena en abril, prepara la capa y échate a dormir.

Por San Marcos el garbanzal ni nacío ni por sembrar.

En abril las aguas mil.

En Abril, tiéndete cuadril, y, en mayo, aunque te vea el amo.


Mayo

Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo.

Perejil de mayo, perejil pa todo el año.

«Si no hubiera mayo, no hubiera mal año» - porque hasta bien entrado mayo no está libre de heladas el labrador-.


Dichos y refranes de predicción en torno al solsticio de verano:

La fecha clave en esta estación es el día 24 de junio, festividad de San Juan, que, como en el caso comentado en el solsticio de invierno, es considerada igualmente «llave del año>' (uno de agosto) en la época de las Cabañuelas. En torno a esta fecha existe la creencia de que al salir el Sol se levanta una piedra en el campo, y se encuentra húmeda por debajo, es señal clara de que el año será abundante en lluvia. Sin embargo, es conocido el dicho: « El agua de San Juan quita vino y no da pan».

Septiembre, o seca las fuentes, o lleva los puentes.

El agua de octubre, siete lunas cubre.

En noviembre, el labrador are y siembre.

Si en noviembre oyes que truena, la cosecha siguiente será buena.

En noviembre los ajos siembres.


El ahumador de la colmena

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