Su Majestad el Ciervo

De la preeminencia del ciervo en las Sierras no hay la menor duda. De su privilegiado status "bosquisocial" tampoco.
No es que seamos contrarios a su existencia y conservación sino todo lo contrario, aunque, eso sí, con el lógico límite que debe suponer el superior respeto que merecen los sufridos pobladores de estas zonas, medio en el cual viven los venados, las cabras monteses, muflones, buitres y otras especies animales que también nos merecen cariño y respeto. Todo ello requiere un claro techo: el del hombre del entorno rural cercano.
Los planes elaborados por muchísimos expertos, gobernantes y tecnócratas, desconocen tradicionalmente al pueblo. Que se sepa, ningún serrano ha sido consultado para confeccionar las disposiciones que regulan la crianza, conservación, caza y selección de tan bellos animales. Y esto es un error. ¿Conocen los legisladores los sacrificios sin cuento que exige la presencia de los -para tantos, ¡ay!- míticos animales? Sin duda que deberían vallarse por el Estado u organismos encargados los terrenos destinados a los animales de que hablamos. Se evitaría así la grave tensión existente entre los labradores y ganaderos que tienen la desgracia de vivir en sus proximidades. Raro año recogen sus cosechas o aprovechan con normalidad sus pastos. ¿Se ha pensado al crear los cotos en el "costo social" que ello representa en su actual planteamiento? ¡Viven tan lejos los que redactan, discuten y elaboran las normas! Claro que una cosa si tenemos que reconocer: ¡Es tan bella su caza y, adorna tanto el trofeo serrano de un ciervo o un muflón sobre la chimenea...de un suntuoso chalet urbano! Lo peor es que estas cosas se hagan a costa de las buenas gentes de las Sierras de España.
Loado sea Dios, serranos, y que Él os coja confesados porque esto, por ahora, no hay quien lo arregle.

PACO EL DE LA JUSTA

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